Imagina que eres conductor de un servicio de transporte compartido en una noche fría y nevada en Denver. Las carreteras están resbaladizas, el aire es fresco y cada viaje cuenta. Aceptas un viaje al aeropuerto, de esos que prometen un precio decente. Saludas al pasajero, le ayudas con su equipaje y le ofreces un viaje cómodo y profesional. El pasajero pagó al menos $80, pero al revisar tus ganancias, ves que solo recibiste $15. Esta injusticia —habitual en las apps de las grandes tecnológicas— te deja con dificultades para mantener a tu familia.
Ahora, imagina despertar al día siguiente y encontrar tu cuenta de conductor desactivada: sin avisos, sin plazos, solo silencio. Sin ingresos, las facturas se acumulan. Esta situación es demasiado familiar: los conductores de viajes compartidos de Boulder a Denver ganaron un promedio de $5.49 por hora en 2022, muy por debajo del salario mínimo, y menos de la mitad de las tarifas fueron para los conductores. Es evidente que el sistema actual está roto.
¿Qué pasaría si los conductores fueran dueños de la plataforma de la que dependen? ¿Qué pasaría si tuvieran voto, una parte de las ganancias y control sobre su trabajo? Esa es precisamente la alternativa que la Cooperativa de Conductores de Colorado (DCC) está construyendo: una alternativa democrática y propiedad de los conductores a Uber y Lyft. Desde su lanzamiento en septiembre de 2024, DCC ha crecido rápidamente: más de 620 miembros, 12,000 pasajeros y 3,000 conductores en camino a convertirse en propietarios.
DCC ofrece dos aplicaciones principales: COOP Rideshare para pasajeros y COOP Drivers para conductores. Estas aplicaciones se basan en un modelo que devuelve el 80% de cada tarifa directamente a los conductores, eliminando así la intermediación corporativa. Sin altos salarios de directores ejecutivos ni algoritmos opacos, cada dólar se queda en la comunidad.
“Este es el futuro que empieza ahora”, dice Taiyelolu, un conductor-miembro que completó más de 200 viajes en su primer mes.
Este movimiento comenzó en 2022, en el estacionamiento del Aeropuerto Internacional de Denver. Allí, la activista laboral Minsun Ji, directora ejecutiva del Centro de Propiedad de Empleados de las Montañas Rocosas (RMEOC), repartió volantes con la pregunta: "¿Y SI LOS CONDUCTORES FUERAN DUEÑOS DE LA PLATAFORMA?".
Mohammed Ishag, un inmigrante sudanés que trabaja para Uber y Lyft, escuchó y respondió al llamado. Esa chispa dio lugar a sesiones de capacitación, comités directivos y, finalmente, a la incorporación oficial en mayo de 2023.
El camino no fue fácil. El DCC tuvo que presionar para que se aprobara una nueva legislación que redujera las tarifas de licencia de la Compañía de Redes de Transporte de más de 111.000 T/T a tan solo 16.000 T/T al año. Esperaron cinco meses para obtener el seguro y dedicaron dos años a recaudar fondos para desarrollar las aplicaciones. Su perseverancia dio sus frutos con un lanzamiento en septiembre de 2024 y una proclamación formal de Denver por su impacto en la comunidad.
Más de 70% de los conductores-miembros de DCC son inmigrantes de África, Asia, Latinoamérica y Oriente Medio, que vieron la conducción como un sustento vital en su nuevo hogar. Líderes como Ahmed (Marruecos), Isaac (África), Abdullahi (Somalia) y Mohammed y Mohamed (Sudán) han moldeado la cooperativa desde sus inicios, aportando valiosas perspectivas a la junta directiva y a las operaciones diarias.
Como lo expresa el gerente general Isaac Chinyoka:
La mayoría de los conductores han pasado por una situación en la que su voz no es escuchada... aquí, como parte de esta cooperativa, pueden expresar lo que piensan. Sienten que pertenecen.
En nuestra plataforma, el desglose de tarifas es claro. Un viaje $20 detalla: $16 al conductor, $4 a la cooperativa: sin misterio ni cargos ocultos. Los pasajeros valoran esta transparencia; a los conductores les encanta.
Y aún hay más: la cooperativa exige verificación de antecedentes, documentación del seguro y cámaras de tablero, priorizando la confianza y la seguridad. Incluso ofrece viajes programados y vehículos accesibles para sillas de ruedas, lo que la convierte en un recurso vital para personas mayores, personas con discapacidad, refugiados y personas recién liberadas de prisión.
Colaboraciones como la de la Coalición de Discapacidades Cruzadas de Colorado garantizan la movilidad de las personas que reconstruyen sus vidas. La cooperativa incluso ofreció una vuelta de la victoria: la Legislatura de Colorado aprobó una ley de tarifas reducidas para que la cooperativa pudiera lanzarse, y Denver reconoció sus contribuciones comunitarias ese mismo año.
En tan solo unos meses, DCC ha atraído a más de 4600 conductores y 15 600 pasajeros en los mercados de Colorado, incluyendo Denver, Colorado Springs, Fort Collins y Vail. Para mediados de 2025, su objetivo es alcanzar los 2500 conductores y seguir expandiéndose.
¿Su objetivo a largo plazo? Una Federación Nacional de Cooperativas de Conductores que comparta tecnología, financiación y recursos, empezando por replicar el éxito de Colorado en otros lugares.
De hecho, desde 2021 han surgido cooperativas similares en Nueva York, y ahora se habla de ellas en ciudades como San Diego, lo que demuestra que el modelo es escalable y tiene eco.
Desde viajes nevados al aeropuerto hasta decisiones en las juntas directivas, el DDC defiende la equidad, el empoderamiento y la comunidad. Tu apoyo invierte en:
No se trata solo de viajes, sino de derechos. Se trata de las personas por encima de las ganancias. Se trata de la democratización de los viajes compartidos. Y con tu ayuda, es un movimiento que puede transformar la economía colaborativa en todo el país.
Impulsa el cambio. Empodera a las comunidades. Apoya a la Cooperativa de Conductores de Colorado hoy mismo.
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